jueves, 31 de marzo de 2011

2 de abril: ¨Día del Veterano y de los Caídos en la guerra en Malvinas¨

No las hemos de olvidar

"En la madrugada del 2 de abril de 1982, tropas argentinas que integraban el Operativo Rosario recuperaron por la fuerza sus derechos soberanos sobre las Islas Malvinas, Georgias, Sandwich e Islas del Atlántico Sur al tomar el control de Puerto Argentino (Puerto Stanley), capital del archipiélago.
Así comenzó la llamada "Guerra de Malvinas" que finalizó 74 días después, el 14 de junio -a las 16 hs.- cuando las tropas argentinas finalmente se rindieron.
La Guerra de Malvinas es una historia plagada de desventuras personales, errores políticos, ignorancia diplomática e improvisación militar.
Sin embargo, la sumatoria de errores y horrores no logran empañar la entrega, abnegación y valor de quienes entregaron con sacrificio sus vidas defendiendo la soberanía territorial argentina. Un reconocimiento al honor, que perdura por sobre las circunstancias y la temporalidad del hecho histórico.
La derrota en la Guerra de Malvinas aceleró la caída del gobierno militar y la recuperación de las instituciones democráticas."

LAS MALVINAS FUERON, SON Y SERÁN ARGENTINAS

Distintos finales para un leyenda

En grupos imaginamos los posibles finales que podría tener la leyenda del quirquincho músico. Éstos son algunos de ellos, esperamos que les gusten...

Final 1:
El quirquincho, a pesar que sus piernas estaban desgastadas por haber seguido a los canarios, decidió volver a su hogar. En el camino descubrió una escuela de
música, y decidió entrar. En esa escuela un famoso cantante le enseño a cantar.
Luego de un tiempo, cuando salió de ese lugar, ya cantaba tan bien como siempre lo había deseado.



Final 2:
El quirquincho, ya estaba cansado de los insultos de las ranas, por eso fue a una escuela de música. En esa escuela le enseñaron a cantar y llego a cantar muy bien. Tiempo después fue a visitar a las ranas. Éstas se sorprendieron por lo bello de su voz.



Final 3:
El quirquincho, como le gustaba mucho el canto de los canarios, decidió ir a la choza del hechicero a pedirle que lo convierta en un canario. Éste aceptó sin pedirle nada a cambio. El animal convertido en ave, como ya sabia que el hombre pasaba con la jaula todas las noches, decidió esperarlo hasta que pasara y lo metiera dentro de ella. De esa manera pudo seguir escuchando la dulce voz de los canarios al cantar.



Final 4:
Ya era de noche cuando regresaba a su casa, y decidió visitar la choza del hechicero, Sebastian Mamani, al entrar lo vio enfermo. El quirquincho pidió que el hechicero lo convirtiera en un canario para poder cantar bien. Al día siguiente volvió al charco de las ranas y les mostró lo bien que podía cantar. Ellas se disculparon por haberse burlado de él.



Final 5:
Ya era de noche cuando regresaba a su casa. Un hombre que se parecía al hechicero del lugar, lo encerró en una jaula para llevarlo al zoológico. Así fue como el quirquincho nunca pudo cumplir su sueño de cantar.



Final 6:
El quirquincho fue a la casa del hechicero, Sebastián Mamanni, a pedirle que lo convierta en una guitarra. Él le dijo que lo iba a intentar. Pero se equivocó de hechizo, y lo convirtió en rana.



Final 7:
El quirquincho se cansó de tantas burlas, así que se le ocurrió ir a una escuela de canto. Luego de una prueba bastante mala, lo aceptó y se dijo así mismo que nunca iba a poder cantar como las ranas. Pero, a pesar de eso, no se rindió y tuvo una idea: ir a ver al hechicero, Sebastián Mamanni, un gran amigo suyo. Y le preguntó si podía hacerle un favor.Sebastián le dijo que sí. Él ya sabía lo que quería el quirquincho así que lo convirtió en un Canario. Así fue como logro realizar su sueño de cantar.









El quirquincho músico, la leyenda en imágenes

RELATOS CON EXPLICACIONES

Trabajamos con la leyenda ¨El quirquincho mùsico¨



Aquel quirquincho viejo, nacido en un arenal en el Norte de Jujuy, Argentina, acostumbraba pasarse horas Y horas echado junto a una grieta de la peña donde el viento cantaba eternamente. El animalito tenía una afición musical innegable. ¡Cómo se deleitaba cuando oía cantar a las ranas en las noches de lluvia! Los pequeños ojos se le ponían húmedos de emoción y se acercaba, arrastrando su caparazón, hasta el charco, donde las verdes cantantes ofrecían su concierto.
-¡Oh, si yo pudiera cantar así, sería el animal más feliz del altiplano! - exclamaba el quirquincho, mientras las escuchaba extasiado.
Las ranas no se conmovían por la devota admiración que les tenía el quirquincho sino que, más bien, se burlaban de él.
-Aunque nos vengas a escuchar todas las noches hasta el fin de tu vida, jamás aprenderás nuestro canto, porque eres muy tonto.
El pobre quirquincho, que era humilde y resignado, no se ofendía por tales palabras, dichas en un lenguaje tan musical, como suele ser el de las ranas. El sólo se deleitaba con la armonía de la voz y no comprendía el insulto que ella encerraba.
Un día creyó enloquecer de alegría, cuando unos canarios pasaron cantando en una jaula que conducía un hombre. ¡Qué deliciosos sonidos! Aquellos pajaritos amarillos y luminosos, como caídos del Sol, lo conmovieron hasta lo más hondo... Sin que el jaulero se diera cuenta, lo siguió, arrastrándose por la arena, durante leguas y leguas.
Las ranas que habían escuchado, embelesadas, el canto, salieron a orilla de la laguna y vieron pasar a los divinos prisioneros que revoloteaban en las jaulas.
-Estos cantores son de nuestra familia, pues los canarios son sólo sapos con alas -dijeron las muy vanidosas y agregaron- : Pero nosotras cantamos mucho mejor. -Y reanudaron su concierto interrumpido.
-¡Chist... Esperen! -dijo una de ellas-. Miren al tonto del quirquincho. Se va tras las jaulas. Ahora pensará aprender a trinar como un canario... ja... ja... ja...
El quirquincho siguió corriendo y corriendo tras el hombre de las jaulas, hasta que las patitas se le iban acabando, de tanto rasparlas en la arena.
-Qué desgracia! ¡No puedo caminar más y los músicos se van! -Allí se quedó tirado hasta que el último trino mágico se perdió a lo lejos... Ya era de noche cuando regresaba a su casa. Y al pasar cerca de la choza de Sebastián Mamani, el hechicero, tuvo la idea de visitarlo, para hacerle un extraño pedido.
-Compadre, tú que todo lo puedes, enséñame a cantar como los canarios -le dijo llorando.
Cualquier persona que no fuera el hechicero se hubiera reído a carcajadas del quirquincho, pero Sebastián Mamani puso la cara seria y repuso:
-Yo puedo enseñarte a cantar mejor que los canarios, que las ranas y que los grillos, pero tienes que pagar la enseñanza... con tu vida.
-Acepto todo, pero enséñame a cantar.
-Convenido. Cantarás desde mañana, pero esta noche perderás la vida.
-¡Cómo!... ¿Cantaré después de muerto?
-Así es.
Al día siguiente, el quirquincho amaneció cantando, con voz maravillosa, en las manos del mago. Cuando éste pasaba, poco más tarde, por el charco de las ranas, se quedaron mudas de asombro.
-¡Vengan todas! ¡Qué milagro! ¡El quirquincho aprendió a cantar!...
-¡Canta mejor que nosotras!...
-¡Y mejor que los pájaros!...
-¡Y mejor que los grillos!...
-¡Es el mejor del mundo!...
Y, muertas de envidia, siguieron a saltos tras del quirquincho que, convertido en charango se desgranaba en sonidos musicales. Lo que ellas ignoraban era que nuestro pobre amigo, como todo gran artista, había dado la vida por el arte.